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La consulta sexológica

La consulta sexológica

La consulta sexológica

Las quejas y las frustraciones a causa del sexo son temas candentes en la terapia de pareja y en la consulta sexológica. Dificultades conocidas como la eyaculación precoz, problemas de erección, dolor durante el coito, falta de orgasmo, etc., son algunas que llegan a la consulta.

Los clientes acuden a menudo buscando la solución más rápida y posible a sus problemas que amenazan el bienestar como pareja, en su unión íntima y placentera, problemas que no consiguen hablar entre ellos, por vergüenza o por miedo. A menudo esperan que se les diga qué hacer, que se les explique cómo deben actuar, que se les aclare cuál de ellos está equivocado, si tienen que separarse o no, y en algunos casos, si son normales. Llegan a la consulta con el propósito de recibir “la receta mágica”, sin la necesidad de realizar cambios profundos. Esta predisposición procede del modelo médico-sanitario, donde con una breve cita salimos con la solución en la mano. Eso no es ni bueno ni malo, simplemente el campo de la medicina funciona así. Las dificultades provienen de la esperanza de que la consulta sexológica funcione del mismo modo. Lamentablemente, en esta necesitamos recurrir a otros senderos.

Expectativas y suposiciones

Antes de poder ayudarle de alguna manera, primero necesito conocerle. Aunque el cliente conoce al profesional, suele ser por alguna recomendación o a través de los perfiles sociales, mientras que el profesional, en mi caso yo, sé muy poco de ellos, al principio prácticamente nada. Antes de saber lo que puedo y/o no puedo hacer para ayudarles, necesito poder llegar a su historia, averiguar cuáles son los factores que han podido influir y contribuir a la dificultad, cuán  flexibles son sus deseos, hasta qué punto quieren cambiar, qué expectativas tienen, etc. Ahí comienza el trabajo de asesoramiento y la terapia sexológica, poner las piezas del puzle sobre la mesa y construir un plan, para que encajen en conjunto, según lo que desean y sienten que es mejor para su vida.

Para gran parte de las personas, saber lo que quieren en el terreno erótico – emocional y pedirlo a su pareja  resulta una tarea difícil. Eso puede ser consecuencia del mito del amor verdadero o la presuposición; “Si me quiere, sabrá lo que me gusta y lo que quiero”, “Si tengo que decírselo eso no es amor”, etc.  Hasta tal manera este mito forma parte de nuestra forma de pensar  que, muchas veces, no nos damos cuenta de que contribuye al alejamiento de la pareja.

Otros motivos que impiden la expresión sincera de los deseos o las necesidades  son el temor al conflicto o al rechazo. Asimismo la imposibilidad de decir “No”, puede ser para que no nos tomen por egoístas o para que no se enfaden.

En efecto, si nunca se ha aprendido a especificar y saber, a través del autoconocimiento, qué es lo que gusta y qué es lo que gustaría que fuera diferente en la relación sexual, al otro se le asigna el papel de adivino. Nadie tiene estos poderes.

Cuando la relación de pareja es buena, ambos sienten que la mayoría de sus necesidades están satisfechas. Sin embargo, si las necesidades individuales no están cubiertas y, además, no las expresan abiertamente, eso lleva a frustración y no en pocos casos a la separación. Las barreras que obstaculizan el camino de la intimidad; expectativas culturales, falta de expresión de los deseos y/o vergüenza, contribuyen a un triste y solitario aislamiento.

No hay motivo para dejar de aprender. Nunca es demasiado tarde para descubrir lo que uno desea, qué le proporciona placer y bienestar, aunque hasta el momento no haya tenido la oportunidad de expresarlo o experimentarlo. Y si tiene pareja y se inspiran mutuamente para ir progresando hacia su ideal de relación, donde pueden construir una sexualidad gratificante y entonces puede ser maravilloso.

No se trata de que uno haga algo que no desee de verdad solo porque el otro se lo pida, pero sí, que se puede iniciar una aventura de probar, haciendo cosas el uno para el otro, que sean atractivas, incluso excitantes, a pesar de que no sean “típicas” de cada uno y de que pueda resultar un poco incómodo, incluso extraño, salir de sí mismo y actuar de esa manera.

Milena Marinova Sexóloga

Foto de cottonbro en Pexels

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